martes, 20 de enero de 2009

Lo diario





















No hay más que arremeter contra esa belleza,
Que el intento por arrancarla de sí,
Por hacerse victimario de uno mismo


Y es escaso,
La caducidad y su glosa (múltiple):
La matutina, la sin sombra, la vedada por la noche y el sigilo,
La de las bestias más sagaces de Rilke advirtiéndonos en nuestro cuarto,
Íntimos, sepultos…
O animados en la luz ígnea contra el vaso, su forma vívida…
O a contraviento de una memoria inexacta…


Y es nada,
Hay poco más que eso:
Los rastros de piedad en las paredes, entre la asfixia…
Y la lujuria, claro,
La décima signo de la embestida contra todo aquello,
El malestar, los balcones sobre el cielo ancho,
Las piernas abismándose…


Pero es lo cotidiano Hoy
de lo que hablo
La belleza trascendente,
El tiempo dilapidado
espantando la Extrañura,
Los oídos a la escucha y entonces…
La proximidad del silencio,
Aseverarte algunas cosas
contra el cuello
Y cercar la rabia,
lo que parece
...............y barrunta su certeza en esa rabia,
lo intempestivo,
lo aparente
...............por ser vencido a la fuerza o la fe,
lo débil...

Ser escaso, ser nada, ser Hoy,
Tal vez no oírte,
Privarse de lo trivial,
Darte la gracia y la estación
Y cesar del resto