miércoles, 2 de julio de 2008

.pm




Si lo vieras ahora sentado en la oscuridad. Se ha dado otra vez al suicidio sigiloso, gregario, el mismo ejercicio auto-destructivo bien aprendido ya a su edad. Repasó en la cabeza algunas postales categóricas a la escucha del concierto de brandemburgo número dos, la más exquisita pieza barroca que se haya escrito a su entender.
Pensé en lo placentero, en lo lábil y (seguramente también él lo haya pensado) en cómo algunas díadas suenan en música irremediable para los imbéciles.
Repasé la escena, traté de encontrar qué parte de quién había devenido en qué cosa, en cuál recuerdo… Volví a la música (ya sonaba otro movimiento, quizás otro concierto), concluí que sería una pena que al apagarse el universo dejase de reverberar aquella música, porque di entonces con la idea (atávica) de que lo peor que podía ocurrirle a aquel tipo tan sentido, tan mínimo,
era, en este instante,
perder el tiro del final, la oportunidad de retornar
siquiera (quién sabe) en qué dejavu
Ardió otra vez,
las cosas habían vuelto a ir mal,
de que prontura alumbraría otra vez,
sin más,
solo una mañana
al salir de la cama.

4 comentarios:

búlgaro dijo...

Borgeano y sentido, se condice con la foto.

Dia de iniciación.
de deja-vu y de flash back.

cariño amigo.

maia.cosin dijo...

raramente no me siento rara.
e inocente.
especto (de espectadora)

Una indisciplinada no tan moderna dijo...

devenir

que nostalgia querido

dani dijo...

bienvenido!


Acordate que nos comprometimos a no develar ninguno de nuestros emprendimientos.

abrazo grande.