jueves, 9 de abril de 2009

XLVII Aria




Es en el pretexto donde habremos de buscarla,
En su elaboración sublime
Porque no se la invoca a ella,
A sus múltiples exégetas...
Se la cela,
Se la confina,
Se la custodia luego en el silencio
Y es la compasión
El ejercicio mediante el cual mejor se erige,
En los indicios que me prestás cuando te cuento
(en secreto)
Que me voy a buscarla
Otra vez
En el pretexto.

Tus días vuelven en mí,
Desmesurados y ajenos,
Tu humanidad,
Tu estupidez,
El sadismo que siento subir
a través de los huesos, parsimonioso y vencedor
hasta los ojos
Estos ojos que te ven y te aborrecen
Y te ven
Y tras de vos, la sombra enorme
Y tras de vos, yo
..............junto a los muchachos del verano,
..................Sus manzanas cediendo en el río

Y si de pronto tu imagen se aquieta
Y tu sonrisa se aquieta
Y tu sombra se aquieta
Y tu vida y tu muerte se detienen,
Ya queda todo,
Una densidad siniestra contra mí,
Ya no mis huesos,
Ya no mis ojos que te ven y te aborrecen,
Ya no mis músculos… sádicos
......mis manos sádicas
..............mis palabras
....................o mis ausencias
...............................más sádicas
...................Sólo la derrota mustia
......con la que me acuesto


Cuando el frío llegue, entonces
Me permita volver
................a aborrecer(te), a depravar(te), a saciar(te)
Y no vale la pena el pretexto,
Ni su delicado diseño,
No vale la pena mi versión apócrifa,
Nuestra traducción retaceada,
No lo vale.
Trato de capitular
Solo para que lo sepas

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