Quisiera no tener que entregar este alarido
A la noche compacta, estúpida.
Quisiera no estar
a la espera de la brújula
al aciago confort de la fe
Cierta madrugada de regreso del éxtasis confuso del ácido.
No a solas conmigo
No con los sórdidos pedazos de conciencia juntándose,
Llamándose,
No, otra vez
Con los fantasmas,
Los rostros habidos y por venir
Lanzados a la conjura
Muda y tumultuosa
De las cinco de la madrugada
En el culo del mundo,
Y yo armado con mi mate y la pava sobre el fuego
Silbando
Y ellos, fuera, bajo el fuego
Riendo, silabeando, masticando
¿Quién observa por mí entonces?
Por qué no asumir ya el destino sencillo y fiel
La sombra segura atada a los talones
Jalonada desde hace años
Tras de una quimera escatológica
A la que pronto, desconocida,
Con un poco de suerte
Voy a ir a matar a tu cama
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